sábado, 23 de febrero de 2008

Tendidos en el diván

Esta tarde he visto la nueva portada de Rolling Stone (un Pity doliente que, ya lo verán, levantará polémica entre los círculos más conservadores como lo han hecho ya el embarazo apócrifo de un travesti o la virgencita trash de una vedette de mala muerte, todas provocaciones del fantástico artefacto pop que es Rolling Stone) y una pequeña muchedumbre reunida en el departamento de arte para evaluar si la imagen estilizada del músico envuelto en una serpiente era mejor que la de su crucifixión. Esta misma tarde he escuchado conclusiones en el laboratorio donde se ensaya la nueva revista femenina de La Nación, una experiencia que lleva meses de movimientos tentativos. He conversado, también, con el hombre a quien confié la dirección de Rolling Stone después de casi 100 números, Ernesto Martelli, quien desde hace varias semanas trabaja sobre el rediseño del sitio web de esa publicación. A última hora, cuando la sala de noticias es ya penumbra, por el ventanuco que me separa de la redacción entreveo a Iván Adaime apurando el primer posteo del sitio inminente. Esta tarde ha valido la pena. Mientras escribo, suena primero el piano melancólico de Brad Meldhau y, luego, la voz de Bob Dylan, una voz nasal, ligeramente áspera y algo desganada: la voz de un poeta que escrudiña el mundo que lo rodea y trae el eco provocador de los beatniks, el ansia de libertad de los defensores de los derechos civiles, los furores incendiarios del rock. Una revolución sin sangre, como escribió Allen Ginsberg. Esta tarde el oficio ha cobrado sentido nuevamente, se ha renovado la curiosidad por el mundo. Hacia la mitad del día le he preguntado a un colega, Hernán Ferreirós, cuál es el mayor desafío de inaugurar un blog personal. "Sostenerlo en el tiempo", me ha dicho. "Es como ir al analista: al comienzo uno siente fascinación, se compromete, no falta nunca. Después comienza a aburrirse, cree que no tiene ya demasiado sentido y lo abandona." Aquí estamos, inmigrantes digitales, tendidos por primera vez en el diván.





2 comentarios:

Pol Marías dijo...

Víctor Hugo,

Mucho festejo este espacio que decidió inaugurar. Renovar la curiosidad por el mundo, afirmar día tras día el oficio: qué tareas más complejas para abarcar en un sólo día.

Enhorabuena por el Diario!

Abrazos
P.

marina dijo...

epa! qué divertido va a ser esto! bienvenido a la blogósfera!
beso,
mm